El sol se escondió entre las nubes del cielo tucumano durante la jornada de hoy. Así intentaba esconder sus lágrimas detrás de un pañuelo blanco, Isabel Alvarado, una mujer de 67 años que interrumpió su mañana para rezar en la iglesia de San Expedito por el eterno descanso del papa Francisco. “El domingo me emocioné por Pascuas, y el lunes mis lágrimas son por la partida de nuestro Papa argentino”, confesó. Ella fue solo una, de las millones de personas que sintieron que su vida fue tocada por Francisco, y quien junto a otros tucumanos contaron sobre esa marca que dejó.

El papa Francisco murió tras sufrir un derrame cerebral

Un Papa que se ganó el amor de sus fieles

Isabel Alvarado: “El papa Francisco se hizo querer casi tanto como  Juan Pablo II. Fue amado por las cosas que hizo, por las palabras que dijo, por cómo trató de unir a la gente, y de acercar a los jóvenes a la fe. Él significó una gran transformación para la iglesia católica. Provocó un cambio de conciencia que abrió muchos caminos, y supo dar lugar a quienes antes fueron rechazados. Eso es lo que admiré de él y lo que me dejó en el corazón”.

Creer y rezar para que ocurran milagros

Franco Iosa: “Viajé a Roma junto a mi hermana y una vez allí nació la idea de intentar ver al Papa, pero nunca imaginé poder llegar a hablar. Lo sentí muy cálido, muy humano, muy cercano. Ese día Francisco me preguntó mi nombre, y yo le conté sobre mi discapacidad motriz. Él me dijo: ‘Yo te voy a ayudar, pero vos también tenés que creer en Dios, rezar, hacer tu parte: rehabilitación, y entrenamiento. Después le di una camiseta de, San Martín, que estaba en el Federal A. Le pedí por el ascenso. A los pocos meses, el club ascendió”.

Vestido como un súbdito y no como un rey

Federico Soria: “Estuve muchos años alejado de la Iglesia, dudando de mi fe. Hasta que lo vi por la televisión en una de sus bendiciones dominicales. Vestido de blanco, sin grandes adornos, humilde. Hace 12 años esa imagen del papa Francisco fue la que hizo que sintiese ganas de volver a encontrarme con Dios. Fue su mente abierta, sus actos de caridad, y la simpleza con la que vivió su papado, lo que considero que debe quedarnos en nuestra mente y corazón”.

La fe en la resurrección

Hermana Minette: “Toda la iglesia católica está muy triste hoy, aunque sabemos que la muerte no es el último paso. El Papa Francisco terminó su vida aquí para reencontrarse con el abrazo de Jesús.

Con su humildad y su sencillez, Francisco nos dio esperanzas, y quizás por eso este año vivimos justamente el “Jubileo de la Esperanza”, que él mismo decretó para que aprendamos a caminar con ese sentimiento dentro de cada uno de nosotros, y también dentro de la Iglesia católica”.

La cercanía del Papa futbolero

Marco Lamoglia: “Fui a una de las bendiciones generales en la plaza San Pedro. Estaba ahí a pesar de no ser  creyente, y cuando me iba a tocar a mí, un hombre se abalanzó, y dijo: ‘¡Papa es mi cumpleaños’. Francisco le preguntó: ‘¿Cuántos cumplís?’. ‘48’, le respondió, y el Papa contestó: ‘¡48! El muerto que habla’. Yo dije: “Si está muerto, seguro es de Huracán”. El Papa me miró y rió. Después vino hacia mí, y en ese instante, saqué la camiseta de Atlético y le pedí por el ascenso. Fue muy amable”.

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Su legado de inclusión

Josefina Acevedo: “Que Dios haya escogido a Jorge Bergoglio como Papa, fue un verdadero regalo para el catolicismo. Con su modestia, y sus discursos simples, yo creo que ha alcanzado el corazón de muchos jóvenes, y personas vulnerables que no sentían a la Iglesia como un refugio. Creo que su mayor  legado será el de haber acercado nuestra fe a toda esa gente, en base a haber sido fiel con sus acciones a lo que su boca pronunciaba”,

Un recuerdo en las playas de Brasil

Efraín Arlati: “Fuimos a Brasil en 2013 con mis compañeros del colegio. Ese año nos íbamos a recibir y se nos propuso asistir a la Jornada Mundial de la Juventud por la asunción de Jorge Bergoglio. Para que imaginen lo mucho que influyó, luego nosotros fuimos la ‘Promoción Papa Francisco’. Durante el Viacrucis en Copacabana él se bajó para recibir un reconocimiento, y en medio de todos los gritos que le decían ‘Francisco’, yo le grité ‘¡Pancho!’ y él giró, me miró, sonrió y me levantó el pulgar. Fue un momento muy fuerte”.

Un argentino revolucionario

Facundo Cardoso: “Jamás un Papa me interpeló, ni me llegó con su mensaje. Pero Francisco me demostró que entendió su lugar, y responsabilidad en la historia. Un pacifista y humanista. Bregaba por un mundo solidario, sin guerras, y sin hambres. Pidió perdón por los errores de la Iglesia y re encaminó su misión. Mis respetos a todos nuestros próceres y personajes icónicos. Pero sin dudas, pasará a la eternidad como el argentino más importante de la historia”.

La esperanza de la aceptación

Emanuel Díaz: “La muerte de Francisco es para mi generación lo que la muerte de Juan Pablo II ha sido para la vida de mi mamá. Tengo 24 años, y lo percibí como un hombre que logró que muchos de mi edad  que iniciaban su camino de fe o que no tenían ninguno, sintieran esperanza. A nuestra generación le dio la esperanza de la trascendencia en un Dios amoroso, que nos acepta independientemente de cómo somos. Eso me parece la marca más potente que dejó este Papa”.

El hombre que pidió salir a hacer lío

Agustina Rivero: "Cuando el Papa asumió en 2013, mi fe era clara, firme, pero necesitaba encontrarle un propósito más allá de lo que me enseñaban. Quería que alguien me lo demuestre en acciones. Entonces apareció Francisco. Un hombre ya grande, macanudo, absolutamente disruptivo para la Iglesia. Nos invitaba a hacer lío, y a romper estructuras, . Nos pidió salir, mirar a nuestro alrededor, encontrar en el otro el rostro de Jesús. Él hizo e la fe un acto de justicia y de amor. ¿Hay algo más argentino que eso?”.

Un pastor que cuidó a sus ovejas

Lidia Aguirre: “Francisco fue un pastor con olor a oveja, como él mismo decía. Un hombre cercano que tocaba, que sufría, y que acompañaba a los que más lo necesitábamos, tanto en lo material como en lo espiritual. Fue un Papa muy del pueblo. Hablaba con palabras claras, entendibles hasta para un niño. Esa cercanía, y esa humanidad yo siento que van a ser para siempre. Ahora nos queda rezar para que el próximo pontífice tenga también algo de esa cercanía con sus fieles”.

Un papa digno de su época

Agustina Castellano: “Este Papa ha sido, para mi, digno de su época. En un momento en que la iglesia fue considerada conservadora, él supo ser  inteligente y ambicioso, capaz de encontrar la palabra justa. Que siempre haya destacado el hecho de que si una persona busca tener fe en Dios, él como creyente no tenía el poder de juzgarlo, es fundamental para que ahora sea considerado el Papa de todos, porque abría las puertas de la iglesia al pueblo, a la gente”.